Desde el 17 de marzo, los 113 barcos congeladores que operan en aguas nacionales permanecen amarrados en los puertos, afectando tanto a la actividad pesquera como a la economía regional. En una entrevista exclusiva con ADNSUR, el gerente de la Cámara Argentina Patagónica de Industria Pesquera (CAPIP) brindó detalles sobre los factores que desencadenaron este conflicto y las posibles soluciones.
LA RAÍZ DEL CONFLICTO: LA ADECUACIÓN DEL CONVENIO COLECTIVO
Según De La Fuente, la principal demanda del sector empresarial es la actualización del precio de referencia que regula el pago a los trabajadores. Ese valor utilizado en el sector data de 2005, cuando el mercado internacional pagaba 12 dólares por kilo de langostino entero. Sin embargo, la realidad del mercado actual es muy distinta:
“Hoy ese precio histórico ha desaparecido y el mercado comercial está pagando sólo 5,50 dólares por kilo”, explicó. Para De La Fuente, esta disparidad entre el precio de mercado y el precio histórico de referencia ha generado una distorsión que afecta gravemente a la rentabilidad de las empresas del sector.
La propuesta que desde CAPIP se ha planteado consiste en adecuar ese precio de referencia a la realidad actual del mercado, lo cual, según De La Fuente, permitiría una mejora en las condiciones económicas tanto para las empresas como para los trabajadores:
“Nosotros hablamos de adecuar el precio de referencia. Hoy, el salario representa más del 59% de la estructura, la tripulación queda con una parte significativa, pero las empresas están con una renta negativa de más del 15%”, comentó el gerente de CAPIP.
LAS CONSECUENCIAS DEL PARO
El impacto del paro es claro y directo. Más de 113 barcos se encuentran paralizados en puertos de Chubut y Santa Cruz, afectando no solo a los trabajadores directamente involucrados en la pesca, sino también a las economías regionales.
“Estamos hablando de un promedio de entre 25 y 30 personas por barco, lo que representa miles de puestos de trabajo directos. Pero más allá de eso, el paro tiene un efecto multiplicador en toda la cadena productiva”, destacó De La Fuente.
El impacto no sólo se limita a los trabajadores del mar. Las ciudades y pueblos portuarios también sienten el golpe, ya que la paralización de los barcos detiene el consumo de insumos básicos como combustible, nylon y cartón, esenciales para la actividad pesquera. “El impacto económico no es sólo empresarial, sino que afecta a toda la región”, señaló De La Fuente, quien subrayó la importancia de una solución que permita reactivar la actividad sin que se sigan perdiendo ingresos.
PÉRDIDAS DE 3 MILLONES DE DÓLARES POR DÍA
El gerente de CAPIP también se refirió a las consecuencias económicas de la paralización. Se estima que la flota congeladora pierde aproximadamente 3 millones de dólares diarios debido a la inactividad, según trascendió, aunque De La Fuente advirtió que este número puede variar dependiendo de la capacidad instalada de cada barco y de la producción congelada.
Sin embargo, lo que está claro es que la situación no es sostenible para las empresas: “Cuando la facturación es cero, la pérdida es generalizada. No hay ganadores en este escenario”, afirmó.
Además de la pérdida directa en términos económicos, la paralización también afecta el abastecimiento de productos pesqueros tanto para el mercado interno como para la exportación. De La Fuente indicó que los consumidores internacionales, especialmente los de mercados tradicionales como el europeo, se ven afectados por la interrupción en la cadena de suministro.
“LA SITUACIÓN ES INSOSTENIBLE”
De La Fuente fue claro al señalar que la industria no está pidiendo un ajuste salarial, sino una actualización del precio de referencia para que las empresas puedan seguir operando de manera rentable.
“Las empresas no pueden seguir pescando con pérdidas, porque esto afecta no sólo a las compañías, sino también a las familias patagónicas que dependen de esta actividad para vivir”, expresó.
La esperanza de una solución pasa por un acuerdo con los sindicatos marítimos, aunque el conflicto sigue sin resolverse. “El arco sindical tiene que entender la realidad del mercado. Estamos buscando un punto de encuentro, pero la situación es insostenible si no se actualizan las condiciones”, concluyó.