La ola polar que afecta a Argentina está generando serias complicaciones en el cultivo de productos esenciales para la canasta familiar, como el tomate y los morrones. Este fenómeno climático provocó un aumento en los precios que ronda el 200%, lo que impacta significativamente en el presupuesto de los consumidores.
La causa principal de esta suba es la ola polar que provocó heladas anticipadas, dejando sin madurar a la cosecha local, lo que generó una prolongada escasez en la oferta habitual para esta época del año.
Como consecuencia, los distribuidores comenzaron a importar tomate desde Chile y Ecuador, aunque a un costo casi 50% más alto debido al precio del dólar libre y los elevados fletes, especialmente porque los camiones vuelven vacíos a sus lugares de origen.
Los verduleros advierten que, aunque los precios suelen bajar cuando mejora el escenario climático, rara vez regresan a los niveles anteriores, generando una presión constante sobre la inflación. Esta situación refleja un impacto directo del cambio climático y las condiciones extremas que afectan la producción agropecuaria, obligando a los productores y distribuidores a adaptarse a un contexto más desafiante.
EL IMPACTANTE AUMENTO DEL KILO DE MORRÓN EN COMODORO
En Comodoro Rivadavia y según pudo conocer ADNSUR, el precio del kilo de morrón rojo y verde superó los 18.000 pesos, un aumento notable frente a los 7.000 pesos que se registraban apenas una semana atrás en ferias populares como “La Saladita”.
Esta suba impacta directamente en el presupuesto de los consumidores, ya que estos productos son básicos en la dieta diaria.
Los expertos en agronomía y ciencias ambientales señalan que el patrón de heladas en Argentina está cambiando debido al calentamiento global. Un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA reveló que la primera helada del año se está produciendo más tarde en la mayoría del país, aunque con excepciones como la Región Pampeana, donde se adelanta. Además, en algunas zonas cálidas como Posadas, las heladas desaparecieron por completo. Estos cambios obligan a los productores a revisar y ajustar sus estrategias productivas para adaptarse a un clima cada vez más variable e impredecible.
Frente a este escenario, los productores y técnicos recomiendan monitorear constantemente las alertas meteorológicas y ajustar las prácticas agrícolas, incluyendo el uso de riego antifrost y la selección de variedades más resistentes al frío.
LA SALADITA DE ZONA NORTE, UNA OPCIÓN ECONÓMICA PARA COMODORO
La Saladita de zona norte en Comodoro Rivadavia se consolida como una opción real y popular para hacer rendir el bolsillo. Lejos de los grandes supermercados, y ante un escenario de desempleo creciente, vecinos de distintos puntos de la ciudad se organizan para vender lo que saben, lo que tienen, o lo que pueden conseguir a mejor precio. Desde frutas y verduras hasta cubiertas de auto, el mercado informal gana fuerza.
Math English, periodista del programa “Me Invitó Un Amigo” de Seta Tv, recorrió el lugar ubicado en la rotonda de Kilómetro 5 y conversó con algunos de los protagonistas que hacen de esta feria una alternativa concreta para cientos de personas. “Nos sorprendió la cantidad de gente vendiendo, es una salida laboral nueva en zona norte”, dijo en la transmisión.
Uno de los primeros testimonios fue el de un vendedor de frutas y verduras que, junto a su familia, armó un puesto con productos frescos. “Estamos acá hace como siete meses. Pero hay gente que está desde hace cinco años. Hay que buscar el pan del día”, cuenta. Lo suyo es más que venta: es organización comunitaria. “Acá hay que cuidar el lugar, que no se ensucie, que se respete. No es solo venir a vender, también es cuidar el espacio para todos”.
Según los propios feriantes, estos precios explican por qué la gente llega desde otros barrios e incluso de otras localidades. “Desde Sarmiento vienen a comprar papa porque allá está a $12.000 la bolsa. Acá la tenemos a la mitad”, remarca el vendedor.
Esta feria espontánea no solo representa una alternativa económica, sino un fenómeno social en expansión. La idea de organizar un espacio como “la nueva Saladita del Kilómetro 5” no suena descabellada. “Estaría bueno que desde el municipio nos digan ‘les destinamos un lugar para que ustedes laburen’. Porque no queremos otra cosa que salir adelante”, señala uno de los trabajadores.