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Una histórica fábrica de caramelos paralizó su producción y más de 100 trabajadores no cobran su sueldo

 En mayo de 2025, la economía argentina continúa enfrentando importantes desafíos que impactan directamente en la estabilidad de numerosas empresas, especialmente en sectores industriales y manufactureros. La persistente inflación, combinada con una volatilidad cambiaria y altos costos operativos, generó un escenario complejo para las compañías que luchan por mantener su rentabilidad y cumplir con sus obligaciones salariales. Esta situación derivó en múltiples conflictos laborales y parálisis productivas, reflejando la fragilidad del tejido productivo nacional.

Varias empresas emblemáticas del país atraviesan crisis profundas que se traducen en atrasos salariales, precarización laboral y protestas de sus trabajadores. Estas firmas, que en otro momento fueron pilares de la industria local, afrontan dificultades para sostener sus operaciones debido a la falta de inversión, la mala gestión y la presión de grupos inversores que priorizan estrategias financieras por encima de la estabilidad laboral y productiva.

Este contexto de incertidumbre y conflictividad laboral no solo afecta a los empleados, sino que también pone en riesgo la recuperación económica y el desarrollo regional. La necesidad de políticas públicas que promuevan la transparencia, el diálogo social y el apoyo a las empresas en crisis se vuelve imperativa para evitar el cierre de plantas y la pérdida masiva de empleos, preservando así el tejido industrial y la calidad de vida de miles de familias argentinas.

CUÁL ES LA EMPRESA DE GOLOSINAS ARGENTINA QUE ESTÁ EN CRISIS

La emblemática fábrica de caramelos Lipo, ubicada en Remedios de Escalada Este, partido de Lanús, atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia. Desde el pasado 7 de mayo, más de 100 trabajadores mantienen paralizada la producción y realizan una protesta por tiempo indeterminado en la puerta de la planta, exigiendo el pago completo de sus salarios correspondientes al mes de abril, que aún no han sido abonados.

Esta situación no solo pone en riesgo la continuidad de la empresa, sino que también desnuda un entramado de malas gestiones, precarización laboral y falta de transparencia que afecta a una de las marcas más reconocidas del sector alimenticio argentino.

“Hasta hoy solo cobramos el 50% del sueldo. No es la primera vez que pasa. Desde hace seis meses nos pagan de forma fraccionada y ya no se puede sostener”, relató uno de los operarios afectados, que prefirió preservar su identidad. Esta voz anónima refleja la angustia y el desgaste que sufren los trabajadores, quienes denuncian que la crisis salarial no es un hecho aislado ni reciente, sino que se ha prolongado durante medio año, con pagos parciales que dificultan la subsistencia de sus familias y generan un clima de incertidumbre y tensión constante.

La protesta, que comenzó el 7 de mayo, se mantiene firme y con un carácter indefinido, evidenciando el hartazgo de un sector que, pese a su esfuerzo y compromiso, ve vulnerados sus derechos laborales básicos. La paralización de la producción no solo afecta a los empleados, sino que también impacta en la cadena de abastecimiento y en la comunidad local, que históricamente se ha identificado con la fábrica.

LIPO: UNA MARCA EMBLEMÁTICA EN DECLIVE

Fundada en 1969 como un emprendimiento familiar, Lipo supo convertirse en un ícono del sector alimenticio, con una producción que superaba los dos millones de caramelos diarios, incluidos sus populares productos ácidos que conquistaron el paladar de varias generaciones. La fábrica fue un símbolo de la industria nacional, reconocida por la calidad y variedad de sus productos, que llegaron a ocupar un lugar destacado tanto en el mercado local como en algunos destinos internacionales.

Sin embargo, la empresa enfrenta un proceso de deterioro que los trabajadores atribuyen a una combinación de mala gestión y una estrategia de precarización laboral que ha ido minando la confianza y la operatividad de la planta. La crisis económica y la falta de inversión parecen haber afectado la capacidad productiva y financiera de la empresa, generando un círculo vicioso que se refleja en la demora en el pago de salarios y en la falta de insumos para la producción.

Aunque la titularidad formal sigue en manos de los hermanos Matías y Mariela Lipovetzky, desde el gremio aseguran que el verdadero control de la empresa lo ejerce actualmente un grupo inversor encabezado por Osvaldo Iglesias, exgerente de Metropolitano S.A., firma señalada por manejos irregulares con subsidios estatales en el Tren Roca en los años 2000. Esta situación añade un componente de incertidumbre sobre la transparencia y la dirección que está tomando la empresa, generando suspicacias sobre la gestión y el destino de la fábrica.

AUDIENCIA EN EL MINISTERIO DE TRABAJO: PROPUESTAS Y RECHAZOS

En un intento de avanzar hacia una solución, el pasado jueves se realizó una audiencia de conciliación en el Ministerio de Trabajo bonaerense, en Lanús, con la presencia de representantes de la empresa y los trabajadores.

Durante la reunión, la empresa ofreció una propuesta parcial para intentar destrabar el conflicto: pagar una parte del salario el 17 de mayo y el resto el miércoles siguiente, además de establecer un esquema de compensación de jornadas no trabajadas por falta de materia prima con horas futuras. La propuesta incluye también un día pago sin tareas cuando vuelva a faltar insumo.

Sin embargo, la oferta no logró convencer a la mayoría del personal, que mantiene la protesta y continúa evaluando colectivamente la respuesta. Los trabajadores consideran que la propuesta no resuelve el problema de fondo, que es la falta de pago completo y en tiempo de sus salarios, ni garantiza condiciones laborales dignas y estables a futuro.

El Ministerio de Trabajo confirmó la presencia de un inspector que constató el atraso salarial y labró el acta correspondiente, pero los empleados critican la actitud evasiva de la empresa y la falta de comunicación institucional. En ese sentido, el sitio web de Lipo está inactivo y sus redes sociales permanecen sin actualizaciones, lo que profundiza la sensación de abandono y falta de transparencia.

LA CONTINUIDAD DE LA PRODUCCIÓN Y LA CONTRADICCIÓN DE LA EMPRESA LIPO

Un aspecto que genera gran indignación entre los trabajadores es la percepción de que, a pesar de la paralización formal, el producto sigue llegando a los puntos de venta. “Nosotros vemos que el producto sigue saliendo a la calle. Está en los kioscos, en los mayoristas, incluso hay envoltorios en inglés. Sabemos que exportan. No hay transparencia. Lo único que pedimos es cobrar lo que nos corresponde por ley”, expresaron empleados del área de producción.

Esta situación evidencia una contradicción entre la continuidad de la comercialización y la falta de pago a quienes hacen posible la fabricación. Los trabajadores denuncian que la empresa mantiene operaciones comerciales mientras incumple con sus obligaciones laborales, lo que agrava la crisis y profundiza la desconfianza.

UN CONFLICTO QUE REFLEJA LA PROBLEMÁTICA REGIONAL

El caso Lipo no es aislado. Se inscribe en una cadena de conflictos laborales que afecta a diversas industrias del sur del Gran Buenos Aires. Fábricas como Dánica en Llavallol, NS en Monte Grande y Morvillo en Avellaneda muestran el mismo patrón: parálisis productiva, deuda salarial y precarización de las condiciones laborales.

Esta realidad pone en evidencia problemas estructurales en la industria manufacturera local, donde la falta de inversión, la mala gestión y la presión de grupos inversores generan un clima de incertidumbre y conflicto permanente.