Añelo, localidad cabecera del desarrollo de Vaca Muerta, incorporó a su entorno una réplica del toro de Wall Street, ícono del mercado financiero internacional. La escultura fue instalada en un predio próximo a la intersección de las rutas provinciales 7 y 17, frente a un hotel de la zona. Según publicó el diario Río Negro, la iniciativa habría sido impulsada por el dueño de ese establecimiento, quien donó la pieza de más de tres toneladas.
El “Charging Bull” original, creado por el escultor italiano Arturo Di Módica, fue instalado en Nueva York en 1989. Fabricado en bronce y con un peso de 3.200 kilos, el toro se convirtió en símbolo de optimismo bursátil y crecimiento económico. La réplica en Añelo mantiene la escala y el material de la obra original, y reproduce sus principales rasgos estilísticos.
La decisión de instalar una figura asociada a la cultura financiera en un punto clave de la industria energética argentina introduce una lectura posible sobre el posicionamiento actual de Vaca Muerta. La cuenca neuquina concentra la mayor parte de la inversión privada en hidrocarburos, y representa el eje de la estrategia exportadora en petróleo y gas.
En ese contexto, la presencia de un símbolo como el toro —ligado a las tendencias alcistas del mercado— actúa como representación del lugar que Añelo busca ocupar en la matriz económica nacional. De hecho, según datos de la consultora Aleph Energy citados en informes recientes, Neuquén absorberá más del 75% de la inversión proyectada en upstream para 2025.
La escultura fue ubicada en un espacio visible del entramado vial principal del área productiva, lo que la convierte en un punto de alto tránsito. El toro está emplazado frente a un hotel que recibe a operarios, técnicos y personal ejecutivo de las compañías que operan en Vaca Muerta. Este emplazamiento refuerza el vínculo entre infraestructura, inversión y relato simbólico.
Según explicó Río Negro, la réplica replica el bronce macizo del original neoyorquino y se apoya en tradiciones urbanas como la de tocar los testículos o los cuernos para atraer suerte en los negocios. Estas referencias también circulan en el entorno digital del turismo internacional, donde la figura es presentada como emblema de prosperidad y buen augurio económico.
La incorporación de elementos visuales asociados a grandes centros financieros internacionales en una localidad vinculada a la producción de energía sugiere una construcción de identidad centrada en el crecimiento económico. Añelo, que en la última década multiplicó su población y su infraestructura, busca consolidarse como nodo logístico y simbólico del desarrollo energético.
En ese marco, la llegada del toro funciona como un gesto de apropiación del lenguaje del capital global por parte de una región que hasta hace pocos años era marginal en el mapa inversor internacional. La elección del “Charging Bull” como emblema —y no de otra figura— apunta a una narrativa que conjuga producción, rentabilidad y proyección de largo plazo.