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Alarmas comunitarias en Comodoro: cómo funcionan, cuánto cuestan y por qué los vecinos se sienten más seguros

 La inseguridad en los barrios de Comodoro Rivadavia ha obligado a muchos vecinos a organizarse de forma autónoma. En ese contexto, el sistema de alarmas comunitarias se convirtió casi en una moda, que permite a los vecinos sentir que se cuidan entre ellos de una forma más activa, y que a su vez la policía tiene forma de monitorear lo que pasa en esas cuadras.

La última se instaló en el corazón del barrio Quirno Costa. Allí, un grupo de residentes implementó un sistema de alarma comunitaria que les da un poco más de tranquilidad frente a situaciones de riesgo.

QUÉ SON Y CÓMO FUNCIONAN

“La alarma comunitaria es un dispositivo con un panel central alimentado por batería y energía solar, que se conecta a dos bocinas colocadas estratégicamente en la manzana”, explica Laura, vecina del lugar y una de las impulsoras de la iniciativa. “Cuando un vecino detecta algo extraño o una situación de peligro, puede activarla desde su control remoto y se emite un sonido que se escucha a muchas cuadras a la redonda”, detalla.

Cada vecino cuenta con un control remoto con botones numerados. “Nosotros usamos principalmente el botón 1 y el 3, que son las señales de auxilio”, dice Laura. El sistema está pensado con dos niveles de alerta: una señal preventiva que puede usarse ante movimientos sospechosos o situaciones dudosas, y otra más prolongada e intensa que se activa cuando hay un hecho delictivo en curso.

Uno de los puntos que más llama la atención es la cercanía del barrio con la comisaría cuarta. “Estamos a solo 200 metros, así que la bocina se escucha perfecto desde ahí. Deberían llegar enseguida cuando suena la alarma, pero en la práctica eso no pasa. A veces vemos que patrullan, pero cuando activamos la alarma no siempre hay respuesta. Si no llama un vecino directamente, no vienen”, cuenta.

En los inicios, el sistema incluía una aplicación que permitía identificar quién había activado la alarma, lo cual ofrecía una capa más de organización entre los vecinos. La idea del sistema es que esa app también la tiene la policía, para recibir el aviso al instante y saber qué vecino la instaló. En nuestro caso entiendo que eso no pasó”, lamenta Laura.

Sin embargo, la red vecinal compensa esas falencias institucionales. “Tenemos un grupo de WhatsApp de la manzana. Apenas suena la alarma, alguien pregunta quién fue. Además, cada control está identificado, así que la bocina repite cuál fue el número que la activó y nosotros ya sabemos de qué casa se trata”, explica.

El sistema tiene sus costos. Aunque Laura aclara que en el momento de la entrevista no tenía los valores exactos a mano, luego pudo confirmar que el costo total de instalación —incluyendo el panel central, las dos bocinas, los controles remotos y la aplicación— puede rondar entre los 400.000 y 600.000 pesos, dependiendo de las características y cantidad de dispositivos. A eso se suma un mantenimiento anual por el uso de la app y el recambio de batería cada dos años aproximadamente, que también debe ser cubierto por los vecinos.

“El gasto lo asumimos entre todos. Cada vecino tiene su control y su responsabilidad. No es barato, pero nos da una sensación de cobertura y nos permite estar más atentos entre nosotros. Lo ideal sería que venga la policía, pero mientras tanto sabemos que si algo pasa, los vecinos van a reaccionar rápido”, concluye Laura.

En un contexto donde la presencia estatal se vuelve intermitente, iniciativas como estas muestran cómo la solidaridad barrial y la tecnología pueden convertirse en herramientas clave para prevenir delitos y generar redes de cuidado comunitario.