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Investigadores de Chubut aportan nuevos hallazgos sobre la audición de delfines de río y marinos

 En los ríos del mundo habitan nueve especies de delfines, adaptados a entornos complejos donde la densidad del agua, los objetos suspendidos y las condiciones del ecosistema dificultan la percepción del entorno.

Durante años, se creyó que estos cetáceos poseían adaptaciones auditivas específicas para lidiar con esas condiciones. Sin embargo, una reciente investigación liderada por la científica Mariana Viglino del Instituto Patagónico de Geología y Paleontología (IPGP-CONICET) desafía esa teoría.

“Siempre se habló de los delfines de río como cuatro géneros particulares (Inia, Pontoporia, Lipotes y Platanista), pero en realidad hay un total de nueve especies que habitan en el agua dulce. Se entendía que estos cuatro delfines tenían convergencias, es decir, que tenían adaptaciones evolutivas en común para vivir en el río, por lo que siempre se pensó que la ecolocalización, y por ende la audición, tenía que ser diferente a las especies que viven el mar. El agua dulce tiene otra densidad, objetos y materia en suspensión, que pueden dificultar esa ecolocalización”, explicó la investigadora.

La ecolocalización es una capacidad sensorial que permite a los delfines “ver” mediante el sonido: emiten ondas sonoras y perciben los ecos que rebotan en su entorno para ubicarse o encontrar presas. Esta habilidad, compartida solo entre delfines y marsopas, es vital tanto en el mar como en los ríos. En este nuevo estudio, Viglino y su colega Travis Park (actualmente en Australia) analizaron un componente clave de esa capacidad. La morfología de la cóclea, una estructura del oído interno responsable de procesar los sonidos.

“Para este trabajo incluimos también especies fósiles relacionadas a todos los grupos de delfines de río, con la idea de darle esta perspectiva evolutiva a las adaptaciones. Si hay adaptaciones de la cóclea para escuchar específicamente en el ambiente de río, esperaríamos que las especies fósiles relacionadas a estas, que son en su mayoría marinas, tengan una morfología similar respecto a las de mar”.

Pero los resultados no confirmaron esa hipótesis. “Nuestro objetivo era ver si la forma de la cóclea de los delfines de río es distinta a los marinos. Utilizamos diversos métodos estadísticos y de captura de variación en la forma y el resultado es que hay un montón de variabilidad en la forma de la cóclea, pero los delfines de río no son distintos a los marinos. De esta manera, no habría una adaptación específica a nivel de la interpretación de los sonidos en los delfines de río respecto a las especies marinas”, señala la paleontóloga del CENPAT.

Este hallazgo plantea nuevas preguntas: si no es la cóclea la que diferencia la ecolocalización en ambientes fluviales, cuál es la parte del sistema auditivo lo hace o Dónde se encuentra esa adaptación clave. “De todas maneras, nosotros sostenemos que la ecolocalización como habilidad debe ser efectivamente distinta en el río respecto al mar por las condiciones ambientales, solo que esas adaptaciones específicas no están en la cóclea, están en otro lado. Dado que hay muchos órganos involucrados en la ecolocalización, hay que seguir investigando para determinar dónde se encuentra esa diferenciación”, finalizó Viglino.

Comprender estas adaptaciones no solo aporta al conocimiento evolutivo de los cetáceos, sino que también puede ser crucial para su conservación. El impacto humano sobre los ríos es cada vez más fuerte, y ya hay consecuencias visibles: “recientemente en 2007 se declaró como especie extinta al delfín de río Yangtze en China, Lipotes vexillifer”.

Gacetilla de información de Conicet Cenpat, con edición de un periodista de ADNSUR