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“Me sentía adicta a la violencia y al amor”: el testimonio de Virginia, sobreviviente de un narcisista

 A veces, el amor llega envuelto en la promesa de todo lo que siempre soñamos: gestos románticos, palabras dulces, una atención constante y seductora. Ese “hombre ideal” parece colmar las expectativas y llenar los vacíos. Sin embargo, detrás de esa fachada puede ocultarse algo mucho más oscuro.

En el nuevo episodio de Amores y algo más, una mujer se anima a contar su historia. Conoció a su pareja cuando tenía 26 años, en plena crisis vocacional. Él parecía perfecto: educado, atento, seductor. “Nunca conocí a alguien que supiera tanto sobre cómo una mujer siente placer”, recuerda. Pero con el tiempo, aquel vínculo ideal se transformó en una pesadilla.

De a poco, comenzó a aislarse de sus amigos, de su familia y hasta de sí misma. “Me fui metiendo, metiendo, metiendo…”, confiesa. Lo que había comenzado como una relación intensa, pasó a estar atravesada por celos, controles y discusiones cada vez más frecuentes. Hasta que apareció la violencia.

“Vos vas a dormir al lado mío porque vos sos mía”, le gritó una noche, mientras la sacudía. Al día siguiente, él aparecía con un desayuno en la cama, como si nada hubiera ocurrido. Ese círculo se repitió una y otra vez: “Lo dejé. Volví. Lo dejé. Volví. Así como tres veces”.

Ella misma lo define como una adicción. “Necesito que me ayudes a dejar definitivamente este tipo, porque estoy adicta a este vínculo. Es increíble, pero estoy adicta a ese combo de violencia y amor”, le confesó a su entorno cuando finalmente pidió ayuda.

El camino no fue sencillo. Con terapia, con el abrazo de su familia y con el sostén de sus amigas, logró empezar a desarmar la trampa emocional que la había atrapado. Al principio, la sensación era devastadora. “Estoy en la mierda total. Me siento la peor del mundo”, reconocía en medio del proceso.

Poco a poco fue reconstruyendo su vida. Cambió su rutina, su número de teléfono y hasta su entorno. Se refugió en pequeños gestos de autocuidado, que le dieron un sostén diario para resistir las recaídas. Y un día, sin esperarlo, sintió que algo había cambiado: “Un día me desperté y no sentí más la tristeza. Dije ‘¡Ay! Hoy me siento diferente’. Ya la tristeza no estaba”.

Hoy, puede mirar hacia atrás y poner en palabras su recorrido: “Me ayudó a exorcizar ese monstruo que yo tenía dentro”.

Su historia no es una excepción. Es un espejo para muchas mujeres que atraviesan vínculos atravesados por la manipulación y la violencia psicológica. Y aunque la salida parezca imposible, aunque duela y el miedo paralice, la ayuda profesional y el acompañamiento afectivo pueden marcar el comienzo de una nueva vida.

Como demuestra este testimonio, sobrevivir a un narcisista no solo es posible: también es el primer paso hacia la recuperación de la libertad emocional.

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¿DÓNDE DENUNCIAR UN CASO DE VIOLENCIA DE GÉNERO EN COMODORO?

Ante un caso de violencia de género, es importante que la persona (víctima/sobreviviente) haga la denuncia en:

1. La Comisaría de la Mujer (zona norte), ubicada en Av. Gutiérrez y Storni, en Km. 5
2. La Comisaría de la Mujer (zona sur), ubicada en Juan Domingo Perón y Alberto Blanc
3. En el Anexo Comisaría Séptima, ubicada en Huego 4561.