Ariel García Furfaro, propietario de los laboratorios HLB Pharma y Ramallo —señalados en la investigación por las muertes vinculadas a fentanilo contaminado— rompió el silencio en una extensa entrevista este jueves.
El empresario lanzó duras acusaciones y afirmó que detrás del caso existe un sabotaje destinado a “perjudicar al peronismo”.
Visiblemente nervioso durante la conversación, García Furfaro volvió a apuntar contra un ex empleado, Andrés Quinteros, a quien calificó de “psicópata” y responsabilizó por la contaminación. “¿O vos te creés que yo voy a trabajar para estar en esta situación? Lo que pasa es que no toleran el éxito”, sostuvo el empresario, insistiendo en que es una víctima de maniobras políticas y judiciales, con la periodista Camila Dolabjian, de La Nación.
Según declaró, el cierre de sus plantas no se basó en irregularidades reales sino en una “orden de arriba” para clausurarlas. “Tenés que preguntarle a la ANMAT si en tres horas pueden poner 100 cosas (falencias)”, dijo, cuestionando los informes oficiales. También insinuó que la decisión de intervenir sus laboratorios estaba tomada desde el año pasado, sugiriendo que la investigación habría sido direccionada desde niveles superiores del poder.
Además, durante la entrevista defendió a figuras del narcotráfico y reconoció vínculos con personajes polémicos. Ante un video que lo muestra en los tribunales de Morón defendiendo a Mario Segovia —apodado “el rey de la efedrina”— y a Esteban Alvarado, aseguró que son “dos pobres muchachos” a quienes “les arman causas”. También admitió reuniones con el ex presidente de Paraguay, Horacio Cartes, a quien dijo “admirar”.
El empresario confirmó que conoció personalmente a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y expresó su admiración, ironizando: “¿cómo no la voy a admirar si dicen que no es abogada?”. Según dijo, el encuentro fue gestionado por el propio Quinteros y sirvió para transmitirle su malestar por declaraciones de la ex mandataria sobre la diabetes, enfermedad que padecen dos de sus hijos.
En cuanto a su supuesta vinculación con empresas ligadas a Lázaro Báez, Furfaro minimizó las acusaciones y aseguró que su dirección figuraba solo porque un contador “tenía el domicilio” y que luego fue transferida a otra firma.
A lo largo de la entrevista, el empresario repitió que detrás del caso hay una operación para destruirlo: “no toleran que a uno le vaya bien. Esto es un sabotaje”. La investigación judicial continúa y las autoridades sanitarias mantienen la clausura preventiva de sus plantas mientras se analizan nuevas pruebas.