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Traspaso de Manantiales Behr y retiro de Schlumberger: por qué el futuro de la cuenca San Jorge se juega en la eficiencia y no en los grandes descubrimientos

 La Cuenca del Golfo San Jorge está atravesando una etapa de transformación visible, con hechos que obligan a revisar tanto la política energética como el modelo de desarrollo regional. En apenas una semana, se confirmaron dos decisiones de alto impacto: el retiro definitivo de Schlumberger, una de las históricas empresas de servicios especiales y la inclusión de Manantiales Behr en la nueva ronda del Proyecto Andes, por el cual YPF se retirará de sus operaciones en campos convencionales.

Además de una señal de declive, estos hechos pueden leerse como un punto de inflexión: confirman la necesidad de reconvertir el rol productivo de la cuenca San Jorge y redefinir, desde sus líderes políticos, qué lugar quiere ocupar frente al dominio creciente de Vaca Muerta, que reconfigura las prioridades de inversión y eficiencia.
No se tratan de hechos desconocidos. La decisión del traspaso de Manantiales Behr por parte de YPF fue anticipada por ADNSUR en febrero y marzo de este año, para ser sucesivamente confirmada por el presidente de la compañía, Horacio Marín.
Lo que tal vez termina de cristalizar el anuncio oficial del jueves último es la duda que surge sobre el futuro productivo del área, que es la segunda en importancia en Chubut (detrás de Cerro Dragón) y está lejos de ser deficitaria o de generar pérdidas.

Esa duda se traduce en una pregunta concreta: la compañía que la compre, ¿tendrá el respaldo financiero necesario, para mantener la inversión y evitar que caiga en un ritmo de declino como otros yacimientos de la provincia?

El retiro de Schlumberger: un proceso que se inició una década atrás y la pérdida de lo que fue una escuela mundial de técnicos

La salida de Schlumberger tiene una fuerte carga simbólica, pero también un trasfondo estructural.
“No sorprende del todo -explicó el ingeniero Marcelo Hirschfeldt, titular de Oil Production Consulting -. Hace años que dejó de ser la empresa de servicios integrales que fue. Se fue achicando, como otras multinacionales, como pasó con Baker o con Weatherford. Y hoy completa un proceso que lleva más de una década”.

Schlumberger fue emblema de la Cuenca como centro de formación técnica de referencia global. “Acá se formaban técnicos de todo el mundo, en Comodoro Rivadavia”, recordó Hirschfeldt, en diálogo con Actualidad 2.0 . “Esto es un achique progresivo, que empezó hace tiempo y ahora ‘a llorar al campito’, porque lo que no se hizo en el mejor momento de San Jorge, ya no se podrá hacer”, evaluó el consultor.

El cierre de su base en la región no implica una caída de persiana definitiva, sino un reacomodamiento. “No creo que se pierdan todos los servicios, hay empresas grandes que aún los van a requerir y tendrán que estar garantizados. Hoy estamos en uno de los momentos más bajos de producción pero Santa Cruz norte, por ejemplo, arrancará en algún momento, entonces se van a necesitar servicios eficientes, para sostener los 13.000 pozos de la cuenca”.

Desde esa perspectiva, el verdadero desafío no está en cubrir una vacante, sino en cómo se sostiene -o se reconstruye- una infraestructura local de soporte técnico, que fue el corazón de la productividad durante años.

“Hay servicios que en algún momento van a volver, no sé cuándo, en esta transición rara de desinversión o salida de empresas hacia otras cuencas”, indicó. Para el consultor, la estrategia política regional debería apuntar a que no se pierdan empresas de servicios de operación y mantenimiento de los yacimientos.

“Acá la alerta es qué haremos como región, qué harán quienes nos gobiernen, más allá de lo que hagan las empresas, para ver cómo recibir a nuevos actores”, opinó.

Manantiales Behr: un área eficiente, pero que también se transfiere

En paralelo, YPF confirmó que Manantiales Behr, uno de sus activos más eficientes en Chubut, será parte de la segunda ronda del Proyecto Andes. La paradoja está a la vista: es una de las pocas áreas que venía recuperando producción, gracias al desarrollo de recuperación terciaria, con tasas que lo acercaban a sus mejores momentos históricos. Produce actualmente unos 4.000 metros cúbicos diarios de petróleo, es decir el 20% de la producción de Chubut, que alcanza los 20.000 cúbicos diarios (del total de 30.000 de la cuenca San Jorge).

Según describió Hirschfeldt, en la cuenca San Jorge hay 40 cúbicos diarios por cada metro cúbico de petróleo, mientras que Manantiales Behr es una de las de menor volumen de agua, con una relación de 6 a 1.
Obviamente que estos números quedan lejos del caudal productivo de Vaca Muerta, donde YPF extrae 40.000 m.3 diarios, es decir que Manantiales representa apenas 10% de ese total.

Esto explica el nuevo esquema de prioridades empresariales, donde lo que importa no es sólo cuánto se produce, sino cuánto se produce por pozo y a qué costo. Allí, la comparación con Vaca Muerta es decisiva: dos bloques no convencionales -Bandurria Sur y parte de La Amarga Chica- generan por sí solos los mismos 30.000 m³ diarios que toda la Cuenca del Golfo San Jorge, pero con apenas 400 pozos, frente a los 13.000 pozos de esta región.

“En Vaca Muerta se obtienen 120 m³ por pozo por día. En la cuenca San Jorge, el promedio es 2 o 3 m³. El desbalance técnico es muy claro”, explicó Hirschfeldt.

Reconversión con los pies en la tierra

Ante esa diferencia de escala y eficiencia, no caben argumentos nostálgicos ni de la innegable legitimidad histórica que tiene esta región. Pero eso no implica resignación ni aplauso automático a cada decisión corporativa.

“El problema no es que se transfieran activos, sino qué hacemos frente a esto”, planteó el consultor. “Cuando se habla de desarrollo, implica perforar nuevos pozos y es lo que no se vislumbra hoy que pueda mejorar, ni en Chubut y mucho menos en Santa Cruz. Lo que queda es reparar pozos. Creo que el ‘Vaca Muerta’ en la región ya lo tuvimos, en los años de alta producción”, evaluó.

Sin embargo, remarcó que la salida es seguir bajando costos de operación. “La cuenca se tendrá que adaptar su un modelo de operación, pero no veo un recupero de actividad como el que tuvimos en algún momento. Incluso en los momentos de mayor producción, hubo alta conflictividad -lamentó-. Las mejores épocas productivas fueron las de mayor conflicto, cuando se sobredimensionaron servicios, que hoy son los que se están ajustando”.

La reducción de costos aún tiene camino (doloroso) por recorrer

El modelo que se impone en la Cuenca es el de operaciones más eficientes, lo que tendrá un costo social que seguirá siendo altamente doloroso. Algunos proyectos para reducir el costo de operación reflejan que, en yacimientos maduros, se debe pasar de un promedio de 1,6 operarios por pozo a una proporción de 0,6, para recuperar rentabilidad.

El esquema se completaría con servicios adaptados y foco en reparación y mantenimiento de una red de casi 13.000 pozos. No hay margen para pensar en una nueva época dorada, pero sí para consolidar un perfil técnico, con bajos costos y alta especialización, para seguir extrayendo un petróleo que aún es necesario para las refinerías del país: no todos los combustibles y lubricantes pueden producirse con el crudo liviano de Vaca Muerta.

Para eso, hay que evitar errores que ya se cometieron: sobredimensionar la capacidad instalada sin planificación, como ocurrió en años de alta inversión, pero escasa previsión.

El desafío está planteado. No se trata de “llorar en el campito”, como dice el consultor, sino de pensar cómo se reconstituye una región petrolera con una historia innegable, pero que debe reconstituir su presente y futuro, siempre que logre redefinir con realismo su lugar en el tablero energético nacional.