El gobierno provincial de Neuquén presentó para 2026 un presupuesto con ingresos proyectados por 7,5 billones de pesos y gastos estimados en 7,4 billones, manteniendo el objetivo de superávit fiscal, aunque menos marcado que en 2025. El documento asigna 1,1 billones de pesos al gasto de capital, un aumento del 12 % respecto al año en curso, y destina más de 2,9 billones de pesos a regalías hidrocarburíferas, la mayor parte originadas en la producción de petróleo y gas de Vaca Muerta.
El plan hace explícito que el avance de la infraestructura y la obra pública se sustenta sobre la base de la actividad hidrocarburífera, pero también reconoce que la caída del precio del barril de petróleo influye negativamente sobre los ingresos esperados. En ese contexto, Vaca Muerta aparece como pilar estratégico, tanto para la recaudación provincial como para la articulación de proyectos de transporte, logística y expansión de producción.
REGALÍAS, PRODUCCIÓN Y DESAFÍOS DEL SECTOR HIDROCARBURÍFERO
En el presupuesto se estima que las regalías hidrocarburíferas aportarán los 2,9 billones de pesos, lo que reafirma la dependencia de los recursos no convencionales de Vaca Muerta para sostener las cuentas públicas. En paralelo, el gobierno proyecta un aumento del orden del 29 % en la producción de petróleo para 2026.
Sin embargo, la caída de los precios internacionales y los cuellos de botella logísticos representan un riesgo claro: producción creciente no siempre se traduce en ingresos proporcionales si la evacuación, el transporte o los mercados no acompañan. La infraestructura requerida —oleoductos, ampliaciones de capacidad, terminales de exportación— está en pleno despliegue.
PARA NEUQUÉN, ESTO IMPLICA COMBINAR DOS FRENTES:
– Fortalecer el flujo de inversiones y producción en Vaca Muerta, de modo que los volúmenes compensen la presión sobre los precios.
– Concretar la infraestructura de evacuación y logística, para reducir la brecha entre producción y ingresos reales, mejorar la competitividad del crudo neuquino y sostener la recaudación esperada.
INFRAESTRUCTURA Y OBRA PÚBLICA
El aumento del 12 % en inversión de capital para 2026 se orienta, según el gobierno, a revertir un déficit heredado estimado en 4.000 millones de dólares en infraestructura, articulando la obra pública en las siete regiones provinciales.
Desde la perspectiva energética, esta obra pública incluye conexiones de transporte, mejora de redes logísticas y apoyo al desarrollo del oleoducto, gasoducto y demás infraestructuras esenciales para el sector. Al combinar el rol recaudatorio del petróleo y gas con la ejecución de infraestructura, Neuquén busca consolidar su posición como nodo estratégico del desarrollo energético nacional.
También se destaca que el gobierno impulsa la participación de empresas locales y regionales en la cadena de valor, lo cual potenciaría el impacto económico del boom energético para los municipios y localidades del norte neuquino.
RIESGOS Y CONDICIONANTES PARA EL MOTOR VACA MUERTA
A pesar del optimismo, el análisis energético debe considerar condicionantes de peso:
– El precio internacional del petróleo sigue sujeto a la volatilidad global y así puede reducir los ingresos por regalías, aun con mayor producción.
– La capacidad de evacuación está en expansión, pero no exenta de riesgos: sin infraestructura operativa a escala, el crecimiento productivo puede quedar imposibilitado de traducirse en rentabilidad.
– Las nuevas exigencias de la provincia, como elevación del piso de regalías y participación de la petrolera estatal local, pueden afectar los márgenes de las operadoras, lo que podría moderar la velocidad de inversiones.
En términos presupuestarios, la estimación del tipo de cambio (1.423 pesos promedio) y la inflación (10,1 %) para 2026 implican un escenario optimista que exige disciplina en la ejecución.
El presupuesto 2026 de Neuquén evidencia que la provincia apuesta por hacer del desarrollo de Vaca Muerta no solo un vector de producción hidrocarburífera, sino un eje estructural de su economía, infraestructura y gobernanza regional. La obra pública, las regalías crecientes y la apuesta exportadora convergen en un modelo de desarrollo energético territorializado.
El desafío ahora es transformar la promesa en resultados visibles: que la mayor producción se traduzca en ingresos sostenidos, que la infraestructura aprobada se ejecute a tiempo y que las empresas mantengan el ritmo inversor esperado. En ese camino, Neuquén podrá consolidar su papel como protagonista de la energía mundial en la próxima década, a través de un desarrollo sustentable para su población.



