La planta de procesamiento de arena en Allen de la empresa petrolera NRG atraviesa una profunda reestructuración. Trabajadores denuncian falta de reubicación, pagos fraccionados y un futuro incierto. El sindicato AOMA advierte sobre la caída del modelo de “arena de cercanía”.
Una fuerte conmoción atraviesa por estas horas la localidad de Allen y la industria energética regional: más de 200 trabajadores de la planta de NRG Proppants fueron despedidos entre mayo y junio, en el marco de un proceso de recorte y reestructuración que, según denuncian desde el gremio AOMA, deja a cientos de familias sin sustento y sin respuestas claras.
La empresa, que abastece de arena para fractura hidráulica (fracking) a Vaca Muerta, comenzó en 2023 un plan de ajuste que ahora impacta con fuerza en Río Negro. Si bien los despidos habían comenzado a fines del año pasado –con unos 180 cesanteados entonces–, este nuevo golpe eleva la cifra de desvinculados a más de 220, según confirmó Kevin Muñoz, delegado de la Asociación Obrera Minera Argentina.
“El momento que atraviesan los compañeros es sumamente difícil”, señaló Muñoz en declaraciones a medios regionales. “La empresa informó que las indemnizaciones se pagarán en tres cuotas: julio, agosto y septiembre. Y lo más grave es que no hubo reubicaciones ni siquiera en otras firmas del sector, como había sucedido en oportunidades anteriores”.
Un modelo en crisis
La situación de NRG pone en jaque al modelo productivo de “arena de cercanía”, una política que en los últimos años había sido impulsada como una solución logística para el abastecimiento de insumos a la industria hidrocarburífera. El objetivo era producir y procesar arena en la misma región donde se realiza el fracking, reduciendo costos de transporte y generando empleo local.
Sin embargo, todo indica que ese modelo comienza a desmoronarse. “Ahora las operadoras dicen que esa arena ya no sirve, que no cumple con los estándares técnicos, y han comenzado a importar arena desde otras provincias o incluso desde el exterior”, explicó Muñoz.
Esto dejó a la planta de Allen –que llegó a tener más de 1.000 empleados en su punto máximo– en una situación crítica. “Sólo en el sector de cantera se despidieron a más de 20 personas, pero el total supera los 220”, detalló el delegado. “Y lo peor es que esta es la tercera vez que se cierra el área de cantera. Esta vez no hubo ninguna posibilidad de reubicación”.
Pérdida de confianza y sin red de contención
El referente de AOMA también reveló que la empresa mantiene deudas con otras firmas proveedoras de servicios y materiales, lo que complica aún más la situación de los trabajadores despedidos. “Muchas empresas ya no aceptan trabajadores con experiencia en NRG, porque dicen que la empresa ha perdido credibilidad. La gente quedó desempleada y sin respaldo, es una situación angustiante”, lamentó Muñoz.
El impacto social de los despidos ya se siente en Allen, donde gran parte de la economía gira en torno a la actividad petrolera y sus proveedores. El temor a una nueva ola de cesantías o al cierre definitivo de la planta crece entre los trabajadores y sus familias.
Desde el sindicato exigen que se activen los mecanismos de emergencia social y laboral tanto a nivel provincial como nacional, y que se intervenga ante una situación que consideran de extrema gravedad.
“Estamos hablando de una industria estratégica para el país, que mueve millones de dólares y genera ingresos constantes. No puede ser que los trabajadores sean siempre los que pagan el precio más alto de los ajustes”, concluyó el dirigente de AOMA.
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