El panorama aéreo en Argentina se complica justo cuando miles de viajeros preparan sus valijas para las vacaciones de invierno. La Asociación de Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación (ATEPSA) anunció un plan de retención de tareas que amenaza con paralizar vuelos en todo el país a partir del 11 de julio, generando preocupación en el sector turístico y empresarial.
La medida sindical, que implica la interrupción de servicios clave como la recepción de planes de vuelo y la autorización de movimientos en pista, se extenderá a lo largo de diez jornadas estratégicamente distribuidas durante el mes. Entre los días afectados figuran el 11, 12, 13, 15, 18, 20, 24, 25, 27 y 30 de julio, con franjas horarias que alcanzan hasta 14 horas de duración.
Organismos internacionales como la Cámara de Líneas Aéreas en Argentina (JURCA), la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) y la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA) expresaron su alarma por el impacto que estas interrupciones podrían tener en un momento de alta demanda. En un comunicado conjunto, advirtieron que las cancelaciones y demoras golpearán no solo a pasajeros, sino también a aerolíneas, hoteles, agencias de turismo, comercios y toda la cadena económica vinculada al turismo.
El conflicto gremial lleva más de diez meses sin resolución. ATEPSA acusa a la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) y la Subsecretaría de Transporte Aéreo de no ofrecer respuestas satisfactorias, y de intentar desacreditar el reclamo con informes “tendenciosos”.
Pese a las advertencias del Gobierno, que remarcó el rol esencial de los controladores aéreos y los riesgos que implica cualquier interrupción del servicio, el sindicato ratificó su postura. En una audiencia realizada el 4 de julio, las autoridades rechazaron el cronograma de paros, mientras que ATEPSA insistió en que agotó todas las instancias administrativas antes de llegar a esta decisión.
Durante los días de protesta, solo se garantizarán operaciones de emergencia: vuelos sanitarios, humanitarios y de rescate. Pero el objetivo declarado es claro: restringir los despegues comerciales y alterar la coordinación de vuelos regulares en todos los aeropuertos del país.
El calendario escolar establece recesos entre el 7 de julio y el 1 de agosto, según la provincia. En ese lapso, se espera un incremento significativo de viajes domésticos e internacionales, lo que vuelve aún más delicada la situación.
En paralelo, los sindicatos aeronáuticos denunciaron al Gobierno argentino ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT), acusándolo de limitar el derecho a huelga al declarar a la actividad aérea como servicio esencial. Esa calificación, según argumentan, les impide realizar paros totales al exigir una dotación mínima de personal para no comprometer la seguridad.