Victorio, el hijo de gobernador Ignacio “Nacho” Torres y Ornella Costa, nació este viernes por la tarde. La noticia fue confirmada por el propio gobernador a través de las redes sociales.
“Estamos muy emocionados. Por suerte, la vida nos dio otra oportunidad”, expresó Torres en mayo, al confirmar el embarazo. La pareja vivió en 2024 un episodio muy triste: la pérdida de un embarazo.
Este año, en cambio, la esperanza se renovó, aunque no sin desafíos. “Ornella tiene trombofilia, que es una afección en la sangre que genera que sean embarazos de riesgo. Tenés que inyectarte todos los días una inyección. Los primeros meses fueron muy complicados”, explicó en ese momento el gobernador, en diálogo con LU20.
La pareja mantuvo la noticia en reserva hasta superar el primer trimestre, una etapa crítica para la gestación. “Decidimos no decir nada hasta no tener la certeza de que el enano está bien. Hoy ya, después de más de tres meses, los resultados dieron bien, hizo el reposo que tenía que hacer, así que estamos bien encaminados”, contó con alivio.
LA HISTORIA DE AMOR ENTRE NACHO TORRES Y ORNELLA COSTA
En la Argentina polarizada de los años 2000, pocos habrían apostado por un romance entre un joven militante del PRO y una asesora kirchnerista. Y sin embargo, la historia de amor entre el gobernador de Chubut, Ignacio “Nacho” Torres, y Ornella Costa no solo desmiente los prejuicios, sino que también esconde un relato de perseverancia, humor y política cruzada que lleva ya más de 12 años.
Corría el año 2009 y Torres, que se había mudado desde Trelew a la Capital Federal para estudiar Administración en la UADE, militaba por entonces en las filas de Unión PRO, junto a figuras como Francisco de Narváez y José “Pepe” Scioli. En el mismo edificio vivía Ornella Costa, una joven abogada y licenciada en Relaciones Internacionales nacida en Río Turbio, Santa Cruz, que trabajaba con Sergio Berni en el Ministerio de Seguridad durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Él asesoraba a la legisladora Graciela Ocaña. Ella trabajaba en temas de relaciones internacionales. Y aunque en lo ideológico estaban en veredas opuestas, algo empezó a gestarse en los pasillos del edificio y, sobre todo, en los “asados” de hamburguesas que organizaba Nacho con la excusa de socializar con los vecinos. “Tardé seis meses en lograr la primera salida”, confesó Torres con una sonrisa en una entrevista con SETA TV. “Pero la remé con constancia”.
El escenario no era el ideal: Ornella analizaba mudarse a Francia con un novio francés de dos metros, escribano y, según Nacho, con “mucha facha”. “Yo en ese momento trabajaba en el Sindicato de Tintoreros y no estaba en el mejor estado físico. Pero tenía algo: insistía”, bromeó.
El primer café fue esquivo, pero el destino —y un portero cómplice— hicieron lo suyo. “Cada vez que ella subía al gimnasio, él me avisaba: ‘Ahí está subiendo la del 13’. Y yo me cruzaba con cualquier excusa”, recordó.
Finalmente, en uno de los encuentros vecinales, Ornella aceptó la invitación. A partir de ahí, el vínculo creció a fuerza de charlas profundas, diferencias políticas respetadas y una admiración mutua que traspasó las trincheras ideológicas. Hoy, la pareja vive en Chubut, donde él gobierna la provincia y ella mantiene un bajo perfil, aunque su nombre suena cada vez con más fuerza.
Con estudios en la Universidad Católica Argentina —donde se recibió con honores— y posgrados en la Universidad de Nueva York, Costa representa un perfil técnico y reservado, alejado del espectáculo político. Nacida el 3 de enero de 1988, hija de una familia radical, Ornella llegó al Estado por mérito propio y no por militancia activa. Su carrera creció de la mano de su conocimiento en organismos regionales como el Mercosur y la OEA.
Mientras algunos ya fantasean con un eventual “Ornella 2025”, Torres es claro: “Eso es un cliché. No es la típica parejita política. Si algún día lo desea, tiene todo para hacerlo, pero hoy no es su intención”.